Diez años de afterschooling y una lección para no rendirse ❤️


No sé si es porque se acerca la Navidad, si es la menopausia que me tiene más sensible, o si fue por un reel entrañable que vi de mi amiga Pilar Bewley donde aparecían sus hijos pequeños en sus primeros años de homeschooling.

Si no sabes quién es Pilar, ella es guía Montessori y, hace años, decidió dejar su trabajo en un colegio de San Diego para dedicarse al homeschooling con sus hijos. Nos conocemos desde que empezó a contar su vida en su blog Mainly Montessori, que hoy es una academia online para familias homeschoolers.

He visto toda su trayectoria y, a lo largo de los años, hemos intercambiado muchas ideas en Instagram y Facebook. Incluso me ha dado dos entrevistas que puedes ver en mi canal de YouTube (aquí y aquí).

Y claro… me puse nostálgica.
Recordé cuando Izan era pequeño. (Izan es mi hijo, ahora tiene casi 15 años).

Nosotros no podíamos hacer homeschooling —en España no está permitido— y además yo trabajaba. Así que mi opción fue el afterschooling: llevar Montessori a lo que él aprendía en el colegio.

No fue fácil. Fue muy solitario y muchas veces estaba llena de dudas:
¿Lo estaré haciendo bien?
¿Y si, sin querer, acabo perjudicándolo en vez de ayudarlo?

Aun así, seguí adelante. Empezamos cuando él tenía dos añitos, con actividades de vida práctica. Luego me formé en Montessori, compré materiales y los introduje poco a poco en casa.

Cuando entró en Primaria llegó el momento más crítico: no había casi información en español sobre esta etapa. Así que me lancé a buscarla yo misma en blogs y foros de madres homeschoolers que hacían Montessori en casa. Fue una época preciosa, donde conocí a personas increíbles como Jessica Walsh (Keys of the Universe), Renae (Every Star is Different), Nicole (Kavanaugh Report) y un blog maravilloso llamado What Did We Do All Day, que ya no existe… Era la época dorada de Montessori en internet. Solo estaban los blogs, YouTube y, con suerte, Facebook.

Me formé como asistente Montessori 3-6 y 6-12 con la AMI, y seguí aprendiendo con Sandra de Jaisa Educativos, Gabriel de Lar Montessori y la propia Pilar.

El afterschooling continuó durante años: tardes de sábado y domingo, festivos, puentes… y especialmente los veranos, cuando yo también tenía vacaciones y podíamos dedicar más tiempo a aprender juntos.

Todo quedó registrado en mi blog Nuestros Momentos Montessori, hasta que llegó Instagram y todo cambió.

Me gustaría tener más vídeos de cuando Izan era pequeñito haciendo sus actividades, pero tengo muy pocos. Solía hacer más fotos que vídeos, y aun así no hacía demasiadas porque no quería interrumpir su concentración.

Pero con Instagram todos empezamos a hacer más fotos… y luego vídeos.

Y ahí llegó el hate.
Comentarios maleducados de personas que decían que lo hacía todo mal. (Hoy sé que algunas cosas sí, pero muchas otras no). Empecé a sentirme pequeña, insegura, y mis dudas de “¿estaré perjudicándolo?” crecían como una bola de nieve.

Me criticaron por usar una alfombra con dibujos (era la alfombra de Ikea donde jugaba con sus carritos), por publicar una foto suya colocando las perlas del 5 “del lado equivocado”, por su letra, por mostrar materiales… Una vez alguien me envió un DM diciéndome que solo había comprado la Línea de la Vida porque “era un material exclusivo”.

En fin: el hate.

Diez años de afterschooling dan para mucho. Y sí, tuve MUCHAS ganas de borrar todo y desaparecer de las redes. Pero no lo hice.

Primero, porque era el registro de la infancia de mi hijo.
Segundo, porque era el registro de nuestra relación.
Tercero, porque sabía que al otro lado había personas a las que sí estaba ayudando.

Publicar nuestro afterschooling fue una de las cosas más vulnerables que he hecho en mi maternidad.
Y, aun así, me ha traído tantas alegrías… No solo en forma de colaboraciones, clientes o proyectos, sino sobre todo esos recuerdos con mi hijo que hoy, con casi 15 años, miro con un cariño inmenso. Qué bien que no abandoné. Qué bien que seguí. Qué bien que está todo ahí.

Hoy él es un adolescente buenísimo, con un corazón de oro, amigo de sus amigos. Recibe felicitaciones de profesores y padres, practica tiro con arco y es perseverante. Le encantan las matemáticas y quiere estudiar FP de Informática. Y me emociona cuando entra en la habitación Montessori, me ve preparando mis clases, y dice “ah, este material…”, lo coge y sonríe. En sus ojos veo sus recuerdos. Los nuestros.

Ojalá tú también puedas vivir algo así con tus hijos.
Sé que os hará tan felices como a nosotros.

Te deseo un fin de semana precioso, cerca de tus seres queridos, especialmente de tus niños.

Un abrazo,
Alessandra – Nuestros Momentos Montessori

PD: Si te gustaría saber más sobre el afterschooling, puedes leer este artículo y ver este vídeo de mi canal de YouTube.
PD2: Ya falta muy poquito para la sorpresa que estoy preparando. El 15/12 llega una oportunidad de oro si eres homeschooler, afterschooler o simplemente te encanta Montessori. No te pierdas mis próximos correos.