✨ A veces hay que soltar para crecer


Hola Reader, ¿cómo estás?

No sé tú, pero cada día que pasa tengo menos ganas de estar en redes sociales.
Antes me encantaba grabar vídeos, hacer directos, compartir… estaba como pez en el agua en Instagram.
Pero últimamente entrar allí se siente más como una obligación que como algo que disfruto.

¿A ti te pasa también?

Instagram ahora es un escaparate gigante donde aparecen cosas que ni sé por qué me salen:
– Actores que no sigo
– Cursos que jamás busqué
– Y productos para la menopausia o bajar kilos que, claramente, el algoritmo decidió que YO necesito (muy simpático él 🙃).
Además, muchísimos vídeos que no me aportan nada… solo ruido.

Podría “educar” al algoritmo consumiendo lo que sí me interesa, claro. Pero honestamente… me da pereza. Estoy muy cansada del contenido rápido y vacío.

Y sí, ya sé lo típico:
“Alessandra, eres creadora de contenido, este es tu trabajo.”
Y es cierto. Pero también es verdad que llegó un punto en el que ya no sabía qué más subir.
Los reels no llegan a nadie.
Los carruseles, igual.
En stories, silencio total.

Instagram se ha transformado en un nuevo Facebook: lleno de anuncios y publicaciones que no le importan ni a sus propios creadores.

En TikTok pasa algo parecido. Parece que si no montas una polémica, no existes. Y yo, polémicas… no, gracias. Mi experiencia con eso nunca fue buena.

La semana pasada descubrí Substack, que es algo entre newsletter y Twitter. Estoy viendo si le pillo el ritmo, pero no estoy segura de si será “amor para siempre” o “fue bonito mientras duró”.
¿La conoces tú?

Creo sinceramente que las redes están pasando por una crisis desde la pandemia y la irrupción de la IA. Y no soy la única que lo piensa: muchos expertos opinan lo mismo.

¿Qué sí me motiva de verdad ahora? Esta newsletter que estás leyendo… y mi canal de YouTube.

Tengo mi canal desde hace 9 años, aunque estuvo bastante olvidado porque daba prioridad al blog y a Instagram.
Durante la pandemia lo usé para guardar directos (básicamente una caja fuerte digital para que no desaparecieran).

Hasta que un día entré por curiosidad… y vi casi 1.000 suscriptores. Sin haber hecho prácticamente nada.
Me quedé mirando la pantalla como: “¿Perdona? ¿De dónde salieron ustedes?”

Volví a subir vídeos, aunque al principio eran los mismos de Instagram.
Pero cuando me animé a grabar vídeos horizontales, pensados realmente para YouTube, la cosa cambió.
No solo crecieron los números: las personas que llegaban realmente querían aprender, no solo pasar el rato haciendo scroll.

Una alumna (hola, Marita 👋) me escribió diciendo que veía mis vídeos en la tele, como si fueran una serie.
Esa información me dejó en shock. Me imaginé mis vídeos en un salón, y pensé: “Wow… esto es serio.”

Ahí entendí la oportunidad que estaba dejando escapar.

Hoy mi canal tiene 1.808 suscriptores, y quiero poner mi foco allí: construir una comunidad bonita, crecer, y sí, monetizar también.
Además, en YouTube me siento tranquila. No hay esa presión continua de “tienes que publicar YA”.
No me comparo.
No siento que estoy gritando en un cuarto vacío.
Aporto valor y disfruto haciéndolo.

Por eso incluso estoy pensando en crear más canales. Sí, así de motivada estoy.

Instagram me ayudó muchísimo entre 2022 y 2024, y siempre estaré agradecida. Pero llevo un año sin resultados y decidí no seguir luchando contra la corriente.

Si te gustan los vídeos más largos, profundos y cuidados, si quieres aprender y disfrutar contenido de verdad, te invito a seguir mi canal “Nuestros Momentos Montessori” en YouTube.


Allí estoy poniendo lo mejor de mí.

Y, por supuesto, esta newsletter seguirá viva, porque es la forma más personal y cercana que tengo de hablar contigo.

¿Seguimos juntas?
Con cariño,
Alessandra – Nuestros Momentos Montessori